Una mala noticia. Treinta años no es edad para morir. Nunca lo es a pesar de que sabemos que empezar a vivir es el camino para acabar muriendo.
Joan Liébana era hijo de otro bombero, por lo que ya sabía de tensiones, miedos, sustos y actuaciones imprevistas. Todo esto pasa a segundo término cuando se aprueban las temidas oposiciones, se supera el periodo de formación y por fin se ingresa en un parque de bomberos, el de Vilanova i la Geltrú. Aquel parque que vimos construir en tiempos de la Diputación de Barcelona, ahora remozado y adaptado a una situación diferente en medios y sistemas, pero que no ha variado su esencia. La de contribuir a la seguridad del territorio bajo su tutela.
Una alarma, la salida, los nervios propios del camino mientras van llegando informaciones relativas al siniestro. Es su segunda salida como profesional y va junto con sus compañeros a solucionar una situación de riesgo para la que se ha formado , situación que más de una vez habría escuchado comentar a su padre. El recorrido hacia el siniestro es duro por
lo que significa de incierto, pero está formado, va con su equipo y si hace falta vienen otros compañeros en su ayuda.
En mis tiempos de responsable de formación de la Diputación y después de la Generalitat yo recibía a los alumnos en su primera clase. Les hablaba del concepto de la primera salida, de la recepción correcta de la llamada y del desplazamiento al siniestro. También les decía que los héroes muertos no servían ni a su Servicio ni a su familia. Lo que valía era el profesional, formado, correctamente equipado y siempre en equipo, ese equipo que le apoyará cuando desfallezca y le orientará en su extravío. Un bombero solo no es mucha cosa . Nuestro compañero estaba solo.
Salieron tres del local en tan malas condiciones que no pudieron alertar de la falta de uno de ellos. Se les atendió, el tiempo pasaba y al final … se evidenció la tragedia.
Los que hemos pasado algunos años en Bomberos no estamos muy de acuerdo con los ¨golpes de calor¨ pero sí estamos de acuerdo en que la sobreprotección que proporcionan los equipos actuales pueden dar la sensación de que “fuera” no hay tanta temperatura. Algún día se estudiará esto.
Vuelvo a nuestro compañero con el que no coincidí por la edad, a su padre orgulloso de que su hijo, por fin, ejercía su querida profesión y a sus compañeros de la primera salida, aquellos que al recuperar su esencia descubrieron que Joan faltaba.
Los que hemos perdido algún compañero sabemos lo que significa, y si bien es muy difícil ponerse en vuestro lugar, hoy hay muchos bomberos a vuestro lado con su fuerza y su cariño.
A ti Joan, que habías conseguido tu objetivo, que te quede eso allá donde estés.
José Luis Martínez