Estimados socios y lectores, compañeros y amigos:
Como ya es norma (y compromiso ineludible asumido por todos), vuelvo a tener la oportunidad y satisfacción de presentar un nuevo número de nuestra querida revista FUEGO.
Los contenidos, como siempre, variados, completos, interesantes, útiles y prácticos y que, en muchas ocasiones, nos inducen a la reflexión y la discusión bien entendida.
Esta revista es ante todo nuestra revista, nuestro foro, nuestro canal primero de comunicación, lugar de encuentro donde proyectar y compartir inquietudes, divulgar trabajos, informar a los compañeros, ponernos al día, etc… todo menos una sucesión de páginas de anunciantes con los que disimular la falta de contenido real. Y esto es así por una sencilla razón: la revista la hacemos nosotros, por nosotros, para nosotros y entre nosotros.
No obstante, los tiempos también obligan y nos presentan nuevas oportunidades. De hecho, nuestro próximo e inminente gran reto va a ser la digitalización de la revista.
Después del periodo de consulta que se propuso, hemos analizado y tenido en cuenta el gran número de sugerencias y comentarios recibidos al respecto. Para ello, el próximo número será el primero del gran salto.
La idea que se plantea es mantener una pequeña tirada en papel para aquellos que, por diversas circunstancias, deben/prefieren seguir con este formato y paralelamente mandar la revista en formato digital al resto.
La verdad es que la gran mayoría ha acogido esta opción con gran entusiasmo ya que permite: ahorrar espacio físico, ser respetuosos con el Medio Ambiente, tener la documentación almacenada de manera fácil y directa, tener los contenidos en un formato útil y utilizable directamente, introducir otros formatos digitales dentro de los artículos y anuncios (tales como videos, gráficos dinámicos, links directos a otras direcciones, a catálogos y a fichas técnicas completas de productos y/o servicios –en el caso de los anunciantes–, etc…). Y también es cierto que, desde el punto de vista de la gestión de la Asociación, esto nos supondrá un importante ahorro de costes lo que permitirá reconducir ese ahorra a inversión al desarrollo de otras actividades.
Dicho lo cual, no quería y no podía dejar de mencionar la preocupante situación que esta crisis está causando en el ámbito de los servicios de emergencias en general –y que como Asociación también estamos sufriendo–. Muchos de vosotros nos estáis remitiendo y comentando información y situaciones que son muy preocupantes y que van más allá del drama personal de una situación laboral dada, ya que es la seguridad de todos la que se quebranta.
Si nuestro sistema en el tema de las emergencias, los Servicios de Extinción de Incendios y la Protección Civil ya era especialmente injusto como consecuencia de los desequilibrios territoriales que se habían creado (es más –y como apreciación completamente personal por mi parte– creando ciudadanos de primera y de segunda en función del sitio donde se vivía), la situación actual está dando lugar a desbarajustes propios de un sistema sin perspectiva estratégica que no puede aplicar –porque no cuenta– principios y criterios políticos y técnicos unificados y unificadores de diseño del sistema.
Tampoco se ha desarrollado un cuerpo doctrinal (ni el correspondiente sistema de formación serio y formal) que alinee (y prepare) a gestores, directivos y mandos permitiendo planificar los esfuerzos, adecuar los recursos y garantizar las inversiones en el conjunto y en su conjunto.
Lo que propicia la atomización y fragmentación de las organizaciones, el localismo mal entendido y sus correspondientes “reinos de taifas”, el oportunismo de colectivos más o menos privilegiados o con ciertas posiciones de poder, monedas de cambio en negociaciones que dan rubor mencionar, un desmembramiento orgánico y funcional general del sistema derivado de competencias ambiguas, mal definidas y/o pretendidamente difusas (por aquello de evitar las responsabilidades al máximo nivel) lo que imposibilita –en muchas situaciones– una acción coordinada, rápida, eficaz y sobre todo eficiente acorde a las necesidades de los ciudadanos a los que se sirve.
En definitiva, nada nuevo y desde luego todos podemos ilustrar con mil y un ejemplos lo anterior.
De hecho, hace un tiempo repasaba las actas antiguas de los primeros Congresos Nacionales de Bomberos y las encontré triste y extrañamente actuales (¡¡pero si son de hace cuarenta años!!). Conclusión: qué poco hemos avanzado en lo sustancial y cuánto debe costar avanzar y cambiar.
El tiempo pasa y las oportunidades también y como colectivo no hemos sabido aprovechar un momento de desarrollo que en tiempos de crisis nos va a suponer una sangría en todos los aspectos. Esta situación nos debería hacer a todos ir un paso más, reflexionar y asumir nuestra responsabilidad como agentes de cambio… desde ASELF en ello estamos.
Pablo Gárriz Galván
Presidente