Estimados socios y lectores, compañeros y amigos:
Con este nuevo número cerramos el año 2013 y comenzamos un nuevo periodo con un 2014 en ciernes. Esto siempre provoca un cierto ánimo de revisión de lo que se ha hecho en el año que se va y, casi sin querer, se tiende a proyectar, a diseñar y a imaginar lo que nos deparará el año recién estrenado.
En esta tesitura, lo primero de todo es agradecer la paciencia con el tema de la revista FUEGO ya que el retraso se ha debido a que queríamos poder contar con dos números consecutivos y al tiempo, en el que uno fuera la edición ordinaria del número correspondiente y el otro fuera un monográfico exclusivo de nuestro pasado “24º Congreso Nacional de Bomberos” celebrado en Donostia-San Sebastián.
Este último evento ha sido de gran relevancia en todos los aspectos y casi un broche final excepcional al conjunto de actividades que desde la Asociación se han venido celebrando durante todo el año, lo que justificaba la espera.
Ha sido un año intenso y muy complicado en todos los órdenes –sin lugar a dudas el económico se lleva la palma–, pero al final el esfuerzo de todos ha hecho, por un lado, que la Asociación se mantenga viva –lo que ha supuesto poder mantener los dos puestos de trabajo– y, por otro, que salieran adelante un montón de proyectos y actividades que sin el compromiso personal y la generosidad de muchas de las personas y organizaciones vinculadas a la Asociación hubiera sido imposible.
Y es en este punto precisamente donde creo que, como Presidente de ASELF, debo –y además quiero– Detenerme y, en consecuencia, permitidme que comparta con todos vosotros una reflexión.
Tengo claro que cada uno se acerca a una Asociación de este tipo por muchos motivos y por diversas causas e, incluso en algunas ocasiones, con finalidades, intereses y objetivos concretos un tanto “tangenciales” a lo que desde ASELF se pretende. Derivado de esto se participa de ASELF y se aprovechan las oportunidades que la Asociación brinda de muchas maneras y en función de las posibilidades personales y profesionales de cada uno.
No seré yo quien analice o trate de explicar lo que justifica el porqué de lo anterior, ya que al final lo que importa es lo que se hace y el cómo se hace.
Desde el punto de vista “de lo que se hace”, con mayor o menor acierto, la realidad es que el que no hace nada no se equivoca nunca, por tanto debemos reconocer el gran valor del que tiene la iniciativa, cree en ella y lucha por llevarla a la práctica.
Por otro lado y desde el punto de vista “del cómo se hace”, la realidad es que el trabajo comprometido de verdad, constante, serio y riguroso donde cada uno busca ser útil en lo que puede o sabe está –aparentemente– en crisis. Lo cierto es que en ASELF tenemos multitud de casos que demuestran que la continuidad de las cosas y su poso están precisamente en estos valores, construidos sin prisa y con poco ruido, sin el personalismo exacerbado, desde la humildad y el inconformismo bien entendido y muy a pesar de la falta de márquetin directo y cortoplacista.
Y esto es el fondo de mi reflexión, gracias en nombre de todos a los que hacéis posible las actividades de ASELF y gracias a todos porque sin ASELF los que queremos desarrollar cosas no tendríamos ni el foro, ni el apoyo, ni el soporte y ni la compañía.
Además, tengo la impresión de un cierto “hartazgo” colectivo, creo que sobran voces “autorizadas” con intereses no muy claros, divos, “figurones”, gurús, arribistas de ocasión, personalismos “instrumentalizadores” interesados en el autorédito directo y fácil, etc… Y de esto va la coeditorial de este número, necesitamos una visión común, un liderazgo bien entendido y personas que miren en conjunto y que quieran ser catalizadoras del cambio tan necesario y que tanta falta hace en el ámbito de las emergencias y en el conjunto del Estado.
En conclusión, mi reconocimiento y agradecimiento a Olga y Mª Ángeles que aportan mucho más que su labor como buenas trabajadoras y, por supuesto, a todos aquellos que sin pretender nada más que la satisfacción de que las cosas se hagan y de que se traten de hacer bien, sirven a los demás y son útiles para el conjunto.
Y recordad, todos valemos lo mismo aunque no todos valgamos para lo mismo, por tanto el valor está en el conjunto y en el granito que cada uno, con cariño y esfuerzo, aporte.
Pablo Gárriz Galván
Presidente